miércoles, 24 de septiembre de 2014

Alumbar un país por Arturo Massol Deyá / Casa Pueblo de Adjuntas

24 de septiembre de 2014

Alumbrar un país

Por Arturo Massol Deyá / Casa Pueblo de Adjuntas y profesor del Recinto Universitario de Mayagüez
Mantener al País alumbrado, o sea, prender medio millón de postes noche tras noche en carreteras y espacios públicos nos costó $112 millones en el 2012, según el informe auditado de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). Ni los municipios ni la Autoridad de Carreteras pagaron la factura. Tal vez por eso da igual si están prendidos durante el día o si hay demasiados. Tampoco parece ser demasiado importante si están estratégicamente ubicados ofreciendo un buen servicio social o si están para alumbrar a particulares. Mucho menos el tipo de bombilla que utilizan ni su eficiencia energética.

El gasto por alumbrado público representa otro subsidio más que se les transfiere a los abonados de la AEE. Si la aportación por este renglón se divide entre todos de igual manera, cada factura arrastra una carga de $8.50 mensualmente.

Tiempo atrás, ingenieros del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) iniciaron una campaña educativa para que se sustituyeran las bombillas del hogar, de incandescentes al tipo fluorescente que son 75% más eficientes. Este simple ajuste provocaría una reducción sustancial en el consumo energético colectivo. Muchos hicimos el ajuste, menos el gobierno que se ha hecho el desentendido.

La inmensa mayoría de los postes instalados en Puerto Rico operan con lámparas de descarga de sodio de alta presión que consumen unos 200 vatios. Entonces, ¿cómo podríamos alumbrar al País de manera alterna mientras atendemos este subsidio? Al final del día, se trata de alumbrarnos todos en las noches.

En lugar de sentarnos a esperar porque otros nos salven de nuestras crisis, hemos querido pasar del problema a las soluciones asumiendo responsabilidades. Así ha sido la cultura de trabajo de Casa Pueblo. Hace más de un año hicimos una propuesta a los ingenieros Andrés Díaz, Pedro Resto y Gerson Beauchamp, del Departamento de Ingeniería Eléctrica del RUM. La asignación era diseñar un alumbrado público de alta eficiencia energética que pudiera manufacturarse en Puerto Rico para reemplazar la luminaria convencional. Lo lograron.

Empleando tecnología LED (light-emitting diode), los profesores, junto a estudiantes muy sagaces, diseñaron una luminaria tipo tarjeta que apenas consume 33 vatios. Relativo a las lámparas actuales, este alumbrado alternativo representaría un ahorro estimado de 83% en el consumo energético. Las tarjetas LED se crearon con otros criterios en mente incluyendo fácil instalación (meta de diseño de 10 minutos) y utilizando la infraestructura disponible sin requerir sustituir otras piezas. Además, la nueva luminaria debería manufacturarse en el País para crear empleos y riqueza. Tras varios prototipos, alcanzamos un nuevo peldaño cuando, recientemente, instalamos el primer poste LED nacional en Adjuntas.

Si reemplazáramos todo el alumbrado público, el subsidio podría reducirse de $112 a $19 millones al año. Es decir, un ahorro potencial de $93 millones. Además, la nueva luminaria tiene un tiempo de vida máximo de 50,000 horas o unos 20 años: cuatro veces la vida útil de la luminaria convencional. Por lo tanto, se anotan otros ahorros por concepto de reducción de mantenimiento. Finalmente, la nueva luminaria costará igual o menos que las bombillas tradicionales con un tiempo de retorno de inversión de 1.5 a 2 años. ¡Se pagan solas con el ahorro energético!

El profesor Resto, ingeniero industrial, elevó el diseño a un producto manufacturable que podemos fabricar aquí mismo en nuestro país. En la Fábrica Modelo del RUM pueden ensamblarse hasta 80 luminarias por hora. Es decir, no hay justificación para ir a China o a Canadá a comprar las bombillas.

El color que emiten son 100% más efectivos que las lámparas de descarga de sodio y la naturaleza direccional de la iluminación previene, por su parte, la contaminación lumínica. A diferencia de las fluorescentes, la tecnología LED no contiene mercurio, por lo que su disposición es ambientalmente segura.

Soluciones tenemos al alcance. El conocimiento y el emprendimiento están. Falta la voluntad política para impulsar el cambio. Y ahora, ¿qué pretexto pondrán los inmovilistas? No sé cuál será la motivación de estos últimos pero la nuestra en Casa Pueblo y la de los ingenieros y estudiantes de Mayagüez es trabajar para el cambio ahora.

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