jueves, 21 de marzo de 2013

El mundo de Sonia Sotomayor

Desde Washington

José A. Delgado

17 de marzo de 2013 El Nuevo Día

El mundo de Sonia Sotomayor

Desde su nombramiento como primera persona hispana juez en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, Sonia Sotomayor saltó a la fama.
Casi cuatro años después de su designación, es un nombre familiar para todos.Y para su comunidad boricua, en particular, e hispana, en general, el ejemplo a seguir.
Sonia Sotomayor es la esencia de la diáspora boricua en Estados Unidos.
Sus padres fueron parte de una generación que en gran medida echó hacia delante gracias a su duro trabajo, a pesar de la pobreza y la discriminación.
Inmigrantes con ciudadanía que en Nueva York abrieron el camino a otros boricuas y a los hispanos en general.
En su libro “Mi Mundo Adorado”, el cual presentará en Puerto Rico durante la primera semana de abril, el lector recibe una lección de cómo echar hacia delante a puro pulmón y apostando a la educación.
Para ello abre las puertas de su vida íntima y familiar, convencida como – indicó en la entrevista con El Nuevo Día que se publica hoy – de que no puede ser una “figura distante”, sino que tiene que conectar a la gente “con la verdadera Sonia”.
Y sus memorias están llenas de relatos sobre la experiencia de ser puertorriqueñ@ creciendo en Nueva York:
*Sobre los inconvenientes para llegar a su clase de guitarra cuando era niña: \“El verdadero problema era ir y volver cruzando un vecindario en la calle White Plains, donde una pandilla de abusadores burlones nos mostró que, sin lugar a dudas, los niños puertorriqueños no eran bienvenidos”.
*En torno al padre de su amiga Marguerite, John Gudewicz: “Tenía sus opiniones sobre ‘esos puertorriqueños’, pero su risa amable hacia imposible ofenderse”.
*De cara a los debates del club de oratoria del colegio Cardinal Spellman, su amigo Ken le decía: “Sonia, no importa si te tienes que cortar las manos, pero elimina esos movimientos de tu repertorio!”. Ella responde en el libro:
“¿Decirle a un puertorriqueño que no hable con las manos? Es como pedirle a un pájaro que no alce el vuelo”.
*La alegría de llegar a la Isla: “Apenas salíamos del aeropuerto, nos parábamos en los puestos de comida a lo largo de la carretera, uniéndonos al mar de gente que regresaba y que no podía dejar pasar un minuto más sin probar los primeros sabores del hogar”.
*Una relación con Puerto Rico, que cuenta, la tuvo presente mientras juraba como jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos, el 8 de agosto de 2009: “Entonces mi mirada se cruzó con la del Presidente, sentado en primera fila, y sentí la gratitud estallando dentro de mí, una gratitud abrumadora apartada de la política, una gratitud viva con la alegría de Abuelita y con un súbito recuerdo, una imagen vista a través de los ojos de una niña: corría de regreso a la casa de Mayaguez con un cono de piragua derritiéndose dulce y pegajoso por mi cara y mis brazos, el sol en los ojos, asomándose entre las nubes y reflejándose en el pavimento empapado por la lluvia y en las hojas que goteaban”.

viernes, 8 de marzo de 2013

Mujeres boricuas con legado ilustre

8 de marzo de 2013
12:00 a.m.
 

Mujeres boricuas con legado ilustre

Con motivo del Día de la Mujer, recordamos sus gestas.
 
Mujeres como estas rompieron esquemas y dejaron obras que aún las mantienen vivas. (Fotos de archivo)
Por ELNUEVODIA.COM
Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, recordamos las gestas de mujeres puertorriqueñas destacadas en distintos ámbitos. Ellas son apenas seis ejemplos - entre tantos otras mujeres que han dejado valiosas huellas en Puerto Rico - de mujeres adelantadas tanto en la política y las letras, como en la abogacía y el servicio al próijmo.
Mariana Bracetti


Natural de Añasco, Bracetti es recordada por su rebeldía como una de las gestoras del Grito de Lares en 1868.
Bordó la primera bandera de Lares, que se desplegó en la iglesia  cuando los rebeldes declararon la breve república. Era la esposa de Miguel Rojas, jefe local de la revolución, quien junto con su hermano Manuel era un próspero hacendado de café.
Luego de que las fuerzas rebeldes fueran contenidas, los sobrevivientes fueron encarcelados. Por lo menos, 80 murieron en prisión.
Bracetti, conocida como Brazo de Oro, sobrevivió y recuperó su libertad pocos meses después, en 1869. Se retiró totalmente de la vida pública y murió en pobreza en 1903. 
(Enciclopedia de Puerto Rico)
Sor Isolina Ferré (Ponce 1914-2000) 

Sor Isolina Ferré Aguayo nació en el seno de una familia influyente de Puerto Rico, cuyos familiares luego se convirtieron en el gobernador Luis A. Ferré y la galardonada escritora Rosario Ferré.
Tras graduarse del colegio en 1931, inició estudios en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras desde donde acató su llamado a la vida religiosa.  Entonces partió a Filadelfia para ingresar a la orden Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad, una congregación que vive en comunidad y servicio al prójimo.
En 1940 recibió las órdenes y trabajó en misiones con comunidades pobres y trabajadoras en Virginia y Nueva York. Retornó a Puerto Rico como misionera en Cabo Rojo, donde las hermanas impulsaban proyectos industriales y deportivos. Allí  Sister Isolina llegó a ser madre superiora.
Tras partir a Nueva York para terminar su bachillerato y luego una maestría en sociología en Fordham University, dirigió desde 1963 el Dr. White Community Center en Brooklyn, Nueva York. Allí, por cinco años, se entregó aún más en los rigores del servicio comunitario y educativo para poblaciones en riesgo, incluso con intervenciones entre gangas rivales.
Asignada en 1968 al empobrecido sector La Playa de Ponce, donde además la criminalidad era rampante, emprendió un proyecto comunitario con enfoque en la autogestión. Así nació el Centro de Rehabilitación y Servicio de la Playa de Ponce.
En palabras de sister Isolina: “Nuestra estrategia está fundamentada en el respeto a la dignidad humana. Cuando se reconoce el potencial humano del individuo- cuando se trabaja y planifica con él y no para él, se le da participación y se le respeta, este líder potencial se actualiza”.'Así este modelo se convirtió con el paso de los años en los Centros Sor Isolina Ferré, que hoy operan en varias localidades de Ponce, Guayama, Canóvanas y San Juan.
Además de recibir varios doctorados honoris causa, fue recipiente de distinciones como  Lifetime Achievement Award del Puerto Rican National Coalition (1987), la Cruz de Alonso Manso de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (1987),  Humanitarian Award Albert Schweitzer de la Universidad de Johns Hopkins (1989) y la Presidential Medal of Freedom (1999).
(Enciclopedia de Puerto Rico, Archivo El Nuevo Día)
Concha Meléndez Ramírez (Caguas 1895- San Juan 1983).

Comenzó como maestra al graduarse de la Escuela Normal de la Universidad de Puerto Rico, pero continuó sus estudios en la UPR, en Madrid, México (UNAM) y la prestigiosa universidad de Columbia, Nueva York.
Al regresar con su doctorado de la UNAM, ejerció como profesora de su alma máter y continuó con la pluma activa.
Cultivó con éxito y profundidad el género del ensayo, convirtiéndose en una destacada y reflexiva crítica literaria, que recibió loas públicas de la poeta chilena Gabriela Mistral. Meléndez también fue una fecunda cuentista, conferenciante y poetisa.  Tanto así, que para publicar sus obras completas, el Instituto de Cultura Puertorriqueña requirió cinco gruesos volúmenes. 
Recibió incontables distinciones desde Puerto Rico a Suramérica.
La casa de esta ilustre puertorriqueña en San Juan figura en el registro de sitios históricos del Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos. 
(Enciclopedia de Puerto Rico)
Ana G. Méndez (Aguada 1908-  San Juan 1997)

Nacida en una familia numerosa, la educadora y fundadora del sistema educativo que comprende hoy la Universidad Metropolitana, del Este y del Turabo se casó muy joven, a los 15 años.
Entre la crianza de sus hijos y otras responsabilidades, tuvo que esperar hasta los 27 años para graduarse de escuela superior en la Central de Santurce. Desde ese momento, su afán por educarse y educar no tuvo freno.
En 1940, había obtenido su bachillerato  en Educación Comercial de la Universidad de Puerto Rico y 8 años después su maestría de la Universidad de Nueva York.
Dos años después en 1949, fundó la primera institución de carreras cortas, el Puerto Rico Junior College, precursor de las instituciones universitarias que años después formó.
En 1972 fundó el Colegio Universitario del Turabo, hoy Universidad del Turabo.
Además, presidió la Junta de Directores de la Fundación Puerto Rico Junior College, por 20 años, hasta 1972.  Esa Fundación pasó a llevar su nombre y hoy es el Sistema Universitario Ana G. Méndez, presidido por su hijo José F. Méndez.
Durante su vida de empresaria y educadora, también se destacó por su labor cívica y por ser parte de juntas de firmas importantes, como de la extinta Eastern Airlines, Fondos Unidos y la Cruz Roja.
(suagm.edu)
Felisa Rincón de Gautier (1897-1994)  

Mejor conocida como Doña Fela, esta ceibeña nació de una maestra y abogado de Ceiba. Ayudó a la crianza de sus ocho hermanos cuando su  madre murió prematuramente.
Tras sus estudios secundarios, ejerció como farmacéutica práctica. Su habilidad con la costura la llevó al Viejo San Juan, donde estableció su casa de modas y una floristería.
Tras aprobarse el sufragio femenino en 1932, doña Fela se insertó en la vida política, como simpatizante del partido Liberal y posteriormente del Partido Popular Democrático.
Fue nombrada alcaldesa de San Juan en 1946, puesto que ocupó durante 22 años. Su gestión estuvo marcada por sana administración, abundante obra pública, de construcción y reconstrucción de áreas comunes como plazas, vías y parques.
Con tanto trabajo, nunca descuidó su marca personal de llevar llamativos peinados, elegantes trajes, abanicos y grandes gafas de sol.
También es recordada por sus esfuerzos por traer nieve en un avión para que los niños de San Juan sin recursos para viajar pudieran ver el fenómeno.
Murió en su querida capital a los 97 años.
(Museo Felisa Rincón, PREB.com) 
Nilita Vientós Gastón (San Sebastián del Pepino 1903- San Juan 1989).

Abogada, profesora, autora, defensora de las letras y la cultura puertorriqueñas, es robusto el legado de esta mujer que rompió esquemas. Estudió la primaria en Cuba, la secundaria en Nueva York y al regresar a Puerto Rico se matriculó en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, cuando ninguna otra joven lo había hecho.
Fue la primera en no solo trabajar como abogada en el Departamento de Justicia, sino además alcanzar el cargo de Fiscal general auxiliar de Puerto Rico.  El Colegio de Abogados en la actualidad otorga una medalla de reconocimiento que lleva su nombre.
También fue primera en presidir el Ateneo Puertorriqueño y miembro fundadora de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española.
Argumentó con éxito ante el Tribunal Supremo que el español es la lengua de Puerto Rico.  Fundó dos publicaciones que fueron columnas de la literatura boricua del siglo XX: “Asomante” (1945) y “Sin nombre” (1965).
No cesó de aprender y de difundir cultura durante toda su vida.  Como se recoge en esta cita suya: “Desde mis tiempos de estudiante, mi vida se ha regido por tres principios que considero de tal calidad que los califico de virtudes: la inconformidad con todo lo que debe mejorarse, la disidencia con todo lo que ofenda la dignidad humana y deba cambiarse y un entusiasmo sin límites, para luchar por los inconformes y los disidentes”.
(Enciclopedia de Puerto Rico, proyectosalonhogar)

Entre las incontables mujeres ilustres de Puerto Rico, también figuran: la reconocida poetisa Lola Rodríguez de Tió, la primera legisladora María Luisa Arcelay, la profesora y autora Margot Arce de Vázquez, la poeta Julia de Burgos, la femniista y líder obrera Luisa Capetillo.
¿A quién agregarías?





Pierden los boricuas más de dos horas diarias en el tapón

7 de marzo de 2013
3:09 p.m.

Pierden los boricuas más de dos horas diarias en el tapón

Puerto Rico tiene uno de los peores índices del tiempo invertido en ir y venir del trabajo
 

En Puerto Rico miles tardan 60 minutos o más por cada viaje a su trabajo. (Archivo)
Por Frances Rosario / frances.rosario@gfrmedia.com
Los puertorriqueños pierden dos o más horas de sus vidas sumidos en el tapón.

Un estudio realizado por la Oficina del Censo, publicado en febrero pasado, concluyó que de los estados y territorios de los Estados Unidos, la Isla mantiene uno de los peores índices de las horas que una persona utiliza para ir de su casa al trabajo y luego regresar.
Solo le superan los estados de Nueva York, New Jersey, y Maryland. Sin embargo, la particularidad que muestra el estudio American Community Survey Reports es que muchas personas de dichos estados viajan a otras ciudades a trabajar, mientras que en la Isla se refiere a un territorio de 100 x 35 millas.
De acuerdo con el estudio, el tiempo promedio de un viaje de su casa hacia su trabajo y viceversa es de 25.5 minutos. Pero Puerto Rico está en la categoría de 60 minutos o más por cada viaje.
Los datos obtenidos por el Censo en el 2011 revelan que un total de 144,030 trabajadores boricuas se ven atrapados diariamente en el tapón. Esto representa el 13.9% de la fuerza trabajadora.
Lee el estudio
El estudio da cuenta de que solo 10,779,412 de los trabajadores que no laboran en el hogar, viajan 60 minutos o más hacia sus trabajos. Esto representa el 8.1% del total de la fuerza trabajadora de los Estados Unidos y sus territorios, que asciende a 132,275,850 personas.
Del grupo de trabajadores que viajan largas distancias a sus trabajos, un 61.1 % transitan solos en sus auto, reveló el estudio.
Sobre los estados con mayor número de personas que usan más de 60 minutos para llegar a sus trabajos, Nueva York ocupa el primer puesto con 16.2% o lo que representa unas 1,366,877 personas. Mientras, en Maryland 404,601 trabajadores (14.8%) y en Nueva Jersey 571,585 (14.6%) usan más de una hora para llegar a sus trabajos.
Boricuas aman los carros
El problema del tapón en la Isla es provocado porque los puertorriqueños no quieren usar métodos alternos para llegar a sus trabajos o realizar alguna otra gestión, opinó el director de Tránsito de la Autoridad de Carreteras, Samuel Forrestier.
“Las personas se niegan a dejar los carros. Nosotros somos un poco reacios a dejar los carros. A nosotros nos gusta andar en nuestros carros para hacer los trámites y compromisos que tengamos”, precisó.
La situación es tal que afirmó que “ya las carreteras prácticamente no dan a basto para tanto vehículo, porque los vehículos siguen aumentando”.
Para lidiar con la situación, dijo que la Autoridad de Carreteras ha reforzado su programa de mantenimiento de las vías y ha mejorado la programación de los semáforos.
Asimismo, Forrestier aceptó que el Departamento de Transportación y Obras Públicas no ha logrado combatir la renuencia que tienen los conductores para usar el sistema de transporte público, entre estos el Tren Urbano y las guaguas de la Autoridad Metropolitana de Autobuses.
“Ahora mismo el transporte (público) es bastante factible en término de tiempo. Pero es que volvemos, las personas no quieren soltar el vehículo, que es el problema que tenemos”, comentó.
El director de Tránsito señaló que la alternativa que le queda a los boricuas para disminuir la congestión vehicular, si no desea usar el transporte público, es hacer grupos que compartan el viaje hacia el trabajo.

Los tapones: una pesadilla perpetua

8 de marzo de 2013
12:00 a.m.
 

Los tapones: una pesadilla perpetua

Son muchas las horas a la semana que se pasan en el vaivén al trabajo
 
El tiempo promedio de un viaje de la casa al trabajo y viceversa en Estados Unidos es de 25.5 minutos, pero Puerto Rico está en la categoría de 60 minutos o más por cada viaje. (gerald.lopez@gfrmedia.com)
Por Aurora Rivera y Frances Rosario
Los puertorriqueños tienen que vivir en el tapón un número considerable de horas a la semana debido –fundamentalmente– a la necesidad de  transportarse hasta y desde sus centros de trabajo.
 Esta realidad incuestionable se dramatiza en casos como los de Carmen Romero y  Yazmari del Valle, ambas de Río Grande, quienes invierten dos o más horas cada día para llegar a sus trabajos en Carolina. Eso equivale a por lo menos 10 horas a la semana en una  jornada laboral de cinco días.
Asimismo le sucede a Raúl Zayas, que gasta  entre 90 minutos y dos horas diarias para viajar de Carolina a San Juan, donde labora.
Estos tiempos se replican en los viajes de regreso al hogar, por lo que una persona que  viaje de Río Grande a San Juan para  trabajar invertiría  de tres horas y media a cinco horas diarias, para un total semanal de 17 a 25 horas.

 En el proceso, se está a merced de los incidentes propios de nuestro intenso tráfico, algo que se traduce en tediosos tapones que no suelen ser menos de dos al día.
A los entrevistados  no les queda más remedio que coger tapón porque sus horarios de viaje coinciden con las horas pico del tráfico y no hay rutas alternas que valgan.
En todo ese tiempo solo pueden “escuchar radio”, “hacer llamadas telefónicas”, “vestirse de paciencia” o “mirarme en el espejo mil veces”, como dice la joven del Valle. Este mismo escenario lo viven diariamente decenas de miles de trabajadores en la Isla.
Un estudio realizado por la Oficina del Censo  y publicado recientemente concluyó que, de los estados y territorios de los Estados Unidos, la Isla mantiene uno de los peores índices cuando se miden las horas que una persona utiliza para ir de su casa al trabajo y viceversa.
Los datos, obtenidos en el 2011, revelan que 144,030 trabajadores boricuas –13.9% de la fuerza trabajadora– se ven atrapados diariamente en el tapón.
Según el estudio  Puerto Rico, que mide 100 x  35 millas, solo es superado por Nueva York, New Jersey y Maryland. El tiempo promedio de un viaje de la casa al trabajo y viceversa en Estados Unidos es de 25.5 minutos, pero Puerto Rico está en la categoría de 60 minutos o más por cada viaje.
“El tiempo es dinero, y el tiempo perdido en una congestión afecta la rutina, el descanso”, lamentó José Merly. Él estima que cada uno de sus viajes de trabajo entre Caguas y San Juan por el expreso 52, que tiene tres carriles regulares y uno reversible,  le toma  entre 45 minutos y una hora.
“Tenemos que invertir más dinero porque en los tapones uno gasta mucha gasolina”, agregó Romero.
Además del impacto económico y ambiental, también se afecta la calidad de vida de conductores y pasajeros, mucho más cuando, por la ola de violencia que arropa al país, se viaja con miedo.
“Hay que soportar que la gente te hable malo, que te hagan un ‘corte de pastelillo’, y quedarte como si nada porque si dices algo te matan”, señaló del Valle.
Hay quienes evitan el tapón madrugando más, lo que les ahorra malos ratos, pero les cuesta tiempo. Ese es el caso de Harry Méndez quien, para llegar sin contratiempos a las 7:00 a.m.  a su trabajo, sale de la casa a las 6:00 a.m. De esa forma invierte 20 minutos de viaje, pues, si espera un poquito más, llega tarde.
“Por más carreteras que hagan, siempre hay más carros”, reflexionó Romero.